Más de un año en familia por América en autocaravana
Horario de la charla: martes 26 de febrero, de 19:00 a 19:30 horas.
Imagínate la típica familia: Cristina, madre y profesora de primaria; Bram, padre de los que hacen anuncios de publicidad; Gabi, la cantarina de 7 años y Julia, de 2, fan de Peppa Pig. Tan normales como cualquiera y felices con sus vidas.
Un buen día a Bram se le ocurre la feliz idea de que la vida solo se vive una vez y hay que sacarle más partido. Así que se lleva a Cristina a comer y le suelta que deberían irse un año a dar la vuelta al mundo.
¿Sorpresa? La sorpresa fue que Cristina dijo: » Por supuesto, contigo hasta el fin del mundo».
Como ella es la parte sensata de la relación, enseguida puso orden y lógica. «Lo deberíamos hacer en autocaravana, para que las niñas siempre tengan un lugar de referencia. Para un año, el mundo entero me parece mucho. Por qué no hacer América de norte a sur». En 30 minutos, en un tailandés de la calle Princesa de Madrid, cambiaron su destino y el de sus hijas.
Y así comenzó un viaje que los cambió por dentro. En trece meses de viaje recorrieron Canadá, Estados Unidos, México, Honduras, Panamá y Sudamérica hasta Chile y Argentina. En este tiempo aprendieron que no necesitaban muchas cosas para ser felices y, aparte de visitar Disney en Estados Unidos, lo que más disfrutaron las niñas fue gratis, como la nada absoluta del salar de Uyuni en Bolivia, nadar entre tortugas en Perú, ver millones de estrellas desde el desierto de Atacama, disfrutar de atardeceres y dormir en playas que ni los mejores hoteles tienen… En el viaje tuvieron tiempo además para aprender a hacer surf, se metieron en el Amazonas, disfrutaron de un garito auténtico en Nueva Orleans, se cruzaron con osos, pasearon por la playa al lado de una ballena, vieron cocodrilos devorar su comida al lado de la autocaravana, los invitaron a una fiesta de 15 años…
Más que paisajes descubrieron personas que les abrieron su corazón desde el principio. También descubrieron que cuando cumples un sueño todo se pone de tu parte, y aunque se quedaron atascados mil veces, aunque se estropearon cosas, siempre surgía alguien que los ayudaba a solucionar el problemón. La parte difícil no son los robos (no han sufrido ninguno), las averías ni las carreteras difíciles (estas sí las sufrieron). Lo difícil es el regreso, readaptarse a las rutinas, a la monotonía de saber que casi todos los días son iguales. Aunque siempre recordarán la sensación de haber vivido muy intensamente durante los 13 meses más increíbles de su vida.
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