Tres años de yoga, trekking, bici y mucho más por Asia y Oceanía
Horario de la charla: sábado 12 de mayo, de 16:00 a 17:00 horas. Compra tu entrada pulsando aquí.
Nota: esta charla coincide con el taller de blogs de viajes de Maite Paz Goicoechea y Erlantz Pérez
Su gran viaje comenzó en abril del 2014 cuando dejó su «vida fácil» en Gasteiz para viajar sin una ruta establecida, sin tiempo definido, solo con la pauta de ir fluyendo y esperando descubrir otra forma de vida. El viaje empezó con un billete de solo ida a Nepal, donde durante dos meses hizo varios trekkings en solitario por lugares que en temporada alta podrían ser una romería y donde también hizo un retiro de meditación de 10 días en silencio. De allí, pasó a la India, donde pasó tres meses en un ashram para formarse como profesor de yoga. Esto hizo que su viaje diera un giro y a partir de aquí se dedicó a dar y recibir clases de yoga, comenzó a dormir en monasterios budistas, mezquitas, escuelas… Atravesó la India para acercarse a Sri Lanka, donde esta vez el surf sería el protagonista. Cuando las olas ya le habían dado suficientes revolcones, puso rumbo a Myanmar, donde unos monjes le invitaron a hacer un retiro de meditación vipassana con ellos en las montañas.
Antes de comenzar el viaje había previsto llegar a Tailandia aproximadamente un mes después de comenzar su periplo, pero la realidad fue que llegó un año más tarde, cumpliendo así su propósito de fluir y dejarse llevar por el camino. Recorrió el norte de Tailandia haciendo autostop y cuando cruzó a Laos su viaje dio un giro: cambió el autostop, trenes y buses por una bicicleta. Con ella recorrió Laos, donde los monjes volvieron a ser sus anfitriones, y volvió a Tailandia pedaleando. En el sur de Tailandia le propusieron dar clases de Yoga en una escuela y allí pasó tres meses.
Malasia le recibió con el ramadán y pasó días de pedaleo muy duros. Y de entre las posibles rutas que tenía, optó por la que atravesaba todas las montañas, que le llevó dirección Singapur. Allí la gastronomía le cautivó pero no así los rascacielos y en cuanto pudo embarcó la bici en el ferry y se fue a Indonesia. En este país la gente le llevaba a dormir a sus casas, sobre todo la gente más humilde, la que vive a pie de calle, la que da lo poco que tiene y la que a golpe de pulmón te saluda «hello Misterrrr». Durante cinco meses recorrió isla tras isla dirección este, hasta que un accidente le hizo parar una temporada.
Tras el accidente, el siguiente destino fue Australia. Después de dos años por Asia, donde el blanco en bici era el protagonista, se encontró con la soledad, y disfrutó de largas jornadas de pedales, naturaleza y noches de ensueño. Saltó a Nueva Zelanda, se enamoró del país, cambió la bici por una furgoneta y terminó quedándose un año.
Después de tres años de viaje, de vuelta en Gasteiz abrió una escuela de yoga para intentar transmitir todo lo que ha aprendido por el camino.
Joseba trabajó durante 10 años en el sector industrial, en la mejora de procesos productivos y la robótica. Le gustaba su trabajo, pero sentía que quería dar un giro a su vida y pensó que un gran viaje le ayudaría a hacerlo. Siempre le habían gustado los viajes de aventura y se movía en furgoneta y ya había hecho un viaje largo en 2009, cuando se lanzó a hacer el Mongol Rally con un amigo. En un Opel Corsa llegaron desde casa hasta Mongolia atravesando toda Europa, Turquía, Irán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayiquistán, Kirguistán, Kazajstán y Rusia, para regresar a Europa en el transiberiano.
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