El 9 de enero de 2009 Elena y Pablo salieron por la puerta con sus mochilas con la idea de dar la vuelta al mundo. Entonces, Pablo trabajaba como médico en un centro de salud de Sevilla y Elena tenía una empresa de venta online. No sabían cuándo volverían; el viaje duraría lo que durase el dinero. Lo que no imaginaban era que esa vuelta al mundo se les iría tanto de las manos que, 16 años después, aún no habrían vuelto más que para visitar a la familia.
En ese primer viaje, el dinero duró dos años y medio. Durante el primer año y medio recorrieron en autobús Latinoamérica, desde Ushuaia, la punta más al sur del continente, hasta México. De ahí saltaron a Asia, y tras un intento de viajar por una China que les ganó la batalla, dieron vueltas por el Sudeste Asiático y Japón. Oceanía lo hicieron un poco diferente: durante 6 meses recorrieron la costa Este de Australia a base de intercambios de casas, cruzaron Nueva Zelanda en autocaravana, y se perdieron en islas minúsculas de las Fiji.



Después de todo eso, aunque estaban sin dinero, no les apetecía volver a España, así que buscaron trabajo en Alemania para hacer caja y seguir con la ruta. Durante muchos años lo hicieron de esta manera: alternando años de viajes con temporadas de trabajo en lugares como India, Guinea Ecuatorial, Ecuador, Mayotte… Pablo siempre encontraba trabajo de médico, y Elena trabajó de todo, desde administración hasta profesora de español.
Por suerte, hoy en día trabajan completamente online, así que ya no necesitan parar para hacer dinero, lo hacen mientras están en ruta. Elena se dedica a gestionar alquileres de pisos y Pablo trabaja pasando consultas online para una empresa de Francia. Eso sí, el viaje ahora es más pausado: se quedan más tiempo en los sitios y se alojan en casas donde dispongan de una mesa para trabajar y una cocina para comer comida casera. Y cuando están en ruta, los hostels son una opción fantástica.

En estos 16 años han dado vueltas por los 5 continentes. Haciendo un recuento aproximado, han pasado 6 años en Asia, 4 en Europa, 3 años y medio en América, 2 años en África y 6 meses en Oceanía. Han visitado más de 70 países. En este tiempo han hecho de todo: trabajar en ONG, visitar la Isla de Pascua, estudiar inglés en NY, ver ballenas en Canadá, asistir a un funeral Toraja en la isla de Sulawesi (Indonesia) vestirse con kimonos en Japón, visitar un caracol zapatista en Chiapas, hablar con las madres de Mayo en Buenos Aires, caminar por la selva más antigua del mundo en Malasia, subir en helicóptero a un glaciar en Nueva Zelanda, y casi fueron comidos por un tiburón en las Fiji.
De lo más emocionante que vivieron fue trabajar para la fundación Vicente Ferrer en India, un año que nunca olvidarán. Y lo más fuerte, presenciar un entierro tibetano en el que los buitres se comen los cuerpos de los difuntos. Quizás lo que más les sorprendió fueron los safaris, ya que pensaron que no les gustaría mucho la experiencia, pero les gustó tanto que ya hicieron dos: en Tanzania y Sudáfrica.



Muchas veces les preguntan cómo se mueven por el mundo. Son grandes usuarios del transporte público. Suelen usar los autobuses y cuando hay, los trenes. Pero también les encanta alquilar una moto o un coche para perderse por caminos fuera de ruta. Y las circunstancias les han hecho desplazarse en todo tipo de transportes, desde una canoa en la amazonía, hasta autostop en Chile, o la parte trasera de un camión en India.
Han vivido de todo en estos años: desde cosas increíbles hasta momentos duros, como tener que volver de urgencia a España por una enfermedad grave. Cuando pasas tantos años viajando, el viaje se convierte en la vida misma, con sus días buenos y sus días malos.

Volvieron hace poco de Asia, donde pasaron 15 meses maravillosos. Durante este tiempo hicieron de Bali su base y desde allí se movieron por el continente. ¿Por qué base en Bali? Porque es una isla fascinante, casi mágica, con muchas cosas para ofrecer.
Este último año pusieron en marcha un proyecto nuevo: guiar viajes en grupo. De momento han lo hecho por India, Tailandia, Perú y México, y todas han sido experiencias muy enriquecedoras para ellos. Ha sido el reto que se propusieron para el año 2024 y esperan que continúe. Creen que hay que hacer cosas nuevas para mantener el entusiasmo. Tienen otros proyectos nuevos en la cabeza para este año y están trabajando para que se materialicen. Durante estos años las ilusiones han ido cambiando, al igual que los intereses, las ganas y las prioridades. Por eso se encuentran en una búsqueda permanente. Y sus cabezas nunca paran de maquinar.

Mirando atrás, si se quedan con algo, es con la sensación de libertad que les da el poder estar en cada momento donde elijan. Aunque a veces elijan quedarse todo el día en la cama porque estén agotados. Porque ya no se trata de viajar, se trata de vivir viajando.




