3 años de aventuras con una gata y un perro

A los 25 años, tras la muerte de su padre, Adolfo vivió un proceso tras el que decidió romper con el rumbo que le estaba dando a su vida. Se dio cuenta de que buscaba más la aprobación de los demás que la suya propia, y de que evitaba enfrentarse a sus miedos. Entonces abandonó sus estudios de máster en ingeniería, dejó su trabajo en el departamento de nanotecnología y regresó a España.

En tan solo 11 días, compró una ambulancia tras ver varias furgonetas camper que no le convencieron, y comenzó a convertirla en un hogar habitable. Ahora su objetivo era abrir un canal de YouTube y vivir de ello para viajar constantemente. Romper con todo y dejar la ingeniería fue un proceso duro porque parecía no tener sentido, pero algo le decía que esa era la dirección correcta. A pesar de las dificultades, continuó adelante. Un mes y medio más tarde, el 31 de diciembre de 2021, se mudó a la furgoneta y semanas después comenzó su primer viaje.

Inicialmente, su idea era pasar de 5 a 6 meses en las Islas Canarias. Desinstaló todas sus redes sociales para disfrutar del viaje sin distracciones (al menos al inicio). Tras una semana en la ruta, se dio cuenta de que le apetecía viajar lejos y mucho. Este primer viaje transcurrió por España y Córcega durante seis meses. Fue la preparación para hacer viajes más largos. 

Tomada la decisión, vació su casa, la alquiló, resolvió los trámites legales relacionados con la muerte de su padre y comenzó con su canal de YouTube. Aunque no subía vídeos de manera regular, hizo un esfuerzo por aprender a editar y gestionar su contenido para publicar al menos un vídeo semanal. Logró superar los 1.000 suscriptores y alcanzó más de 100.000 visitas en uno de sus vídeos. No fue un éxito rotundo, pero fue un comienzo alentador.

Unos amigos encontraron una gatita que no podía quedarse con ellos y la adoptó. En septiembre de 2022, comenzó junto a la gatita lo que considera su primer gran viaje. Lo contó en su canal «Fito y Zarpas».

Este viaje por Europa duró 11 meses, con la primera parada en Menorca. Allí se les unió su amiga Atma, quien había viajado por Latinoamérica como mochilera y había cruzado el Atlántico en un pequeño velero. Después de despedirse de España y de Atma, se adentraron en los Alpes, donde pasaron los meses más fríos del año en las montañas, con condiciones extremas que incluían tuberías congeladas, paredes con hielo e incluso comida congelada. A pesar de las dificultades, fue un invierno hermoso.

Meses después, llegaron a Croacia, donde tomaron un merecido descanso. Emprendieron un trekking de 10 días en autosuficiencia por las montañas, con su gata como compañera de viaje. La travesía fue complicada debido a la nieve, pero también fue una experiencia inolvidable. Llegaron a Montenegro, donde un perro intentó atacar a la gata. Después de algunas confrontaciones, el perro decidió seguirlos hasta una cabaña en la montaña, y tras cuidar de él y llevarlo al veterinario, se unió al viaje. Así, su grupo de viaje pasó a ser de tres.

El viaje continuó por los Balcanes y, después de atravesar Europa, llegaron a Noruega, un destino que siempre había querido visitar. Noruega los sorprendió con paisajes impresionantes que compensaron con creces que la cultura del país no le pareció tan interesante.

Después de este viaje, regresaron a casa para prepararse para el siguiente. Quería poner rumbo hacia Oriente Medio y para ello necesitaba obtener un carnet de passage. Una vez completó todos los trámites, tocaba recorrer Europa nuevamente. A lo largo del viaje, visitó lugares curiosos como la península de Athos, el único lugar del mundo donde aún se prohíbe la entrada a las mujeres.

En diciembre de 2023, cruzó la frontera de Turquía y, tras casi un mes en el país, continuó hacia Oriente Medio. Su paso por la región incluyó Irán, Irak, Arabia Saudí y Jordania. Intentó entrar en Israel, pero debido a la tensión en la región, no lo hizo. Durante estos casi cuatro meses, se dio cuenta de que ya no viajaba solo por los paisajes, sino por la oportunidad de compartir y aprender de otras culturas. La hospitalidad de la gente lo impresionó profundamente. 

Decidió que era momento de cambiar el modo de viajar y dejó la furgoneta en Armenia. Compró un carrito de bebé para transportar a su gata Zarpis y empacó todo lo necesario en una mochila. Después de casi dos meses de viaje en autostop y transporte público por Armenia, Georgia, Turquía y Europa, llegaron a España.

Más tarde, volvieron a Noruega, esta vez con una autocaravana de alquiler, ya que su furgoneta seguía en Armenia. Recorrieron el norte de Noruega durante un mes, pero sintió que era un lugar en el que podría perderse durante meses sin dejar de maravillarse.

Tras este viaje, tuvo ganas de probar algo nuevo: viajar en bicicleta. Comenzó en Sevilla, donde adaptó su bici con un transportín y un cajón con ruedas. Después de recorrer 200 kilómetros por España, tomó un ferry hacia Ceuta y continuó su viaje por Marruecos. Quedó sorprendido gratamente por las medinas y la hospitalidad de la gente, aunque en el norte tuvo algunos roces. El desierto y el Atlas fueron los puntos más destacados de este viaje, que describió como uno de los más duros pero también gratificantes.

Dos meses después, regresó a España para establecerse en una cabaña en las montañas asturianas, donde aún espera encontrar el lugar perfecto para descansar tras sus nuevas aventuras. Para su próximo vehículo, planea tener agua caliente y un horno para hacer pizza.

Adolfo es ingeniero mecánico según su título universitario, pero se ha reinventado como viajero y creador de contenido. Lo más relevante que destaca respecto a la charla que va a dar es que estudió ingeniería siguiendo un camino que en realidad no deseaba. No le ilusionaba estudiar la carrera, pero lo hizo para encajar y hacer aquello que se esperaba de él, creyendo que era lo correcto.