En esta microcharla, Bel y Javier exponen las opciones de educación en ruta que conocen, las que barajaron y por las que finalmente optaron para sus hijos Jara y Oliver.
Pero sobre todo comparten una historia de aprendizaje nómada, sus experiencias y aprendizajes como personas adultas y acompañantes de ese aprendizaje que vivieron en su viaje de 3 años en furgoneta. Un viaje en familia que los llevó de España hasta Nepal y de regreso a casa.
No solo hablan de la experiencia en ruta, también lo hacen de lo más temido por las familias viajeras: la vuelta y la reinserción en la sociedad que un día dejaron atrás para vivir esta aventura.
Cuando Bel y Javier decidieron hacer este gran viaje, una de sus mayores preocupaciones tenía que ver con la educación de Jara y Oliver, que tenían 9 y 7 años. Aunque nunca les gustó el sistema educativo actual, los acompañaba el miedo a cómo enfrentarían esto en ruta.
Les dijeron que las peques pasarían por un proceso de desescolarización natural y que pronto tendrían inquietudes de aprendizaje. Pero de lo que nadie les habló es de la necesidad de “desescolarización” de las personas adultas que les acompañan.
Bel y Javier vivieron esto como un proceso que los llevó a dejar atrás sus ideas sobre las notas, el contenido y los títulos inculcadas durante su recorrido académico y social, para acabar confiando en que solo con estar presentes el aprendizaje se produce.
Al principio, siguiendo sus miedos y mente escolarizada, probaron de todo: tener horario, método y asignaturas, hacerles exámenes, trabajar por proyectos, poner pódcast de historia, buscar escuelas online o webs de apoyo… Y se dieron cuenta de que el viaje en sí era una aula donde aprender. Quienes tenían dificultades eran ellos por sus expectativas, comparativas y sus miedos a no darles las herramientas para ser felices.
Se dieron cuenta de lo que aprendían Jara y Oliver cuando otros viajeros con los que se cruzaban les hablaban de las habilidades sociales, de comunicación y de resolución de conflictos y emociones que veían en Jara y Oliver. Y sobre todo se dieron cuenta de todo su aprendizaje al regreso, cuando se integraron de nuevo en la sociedad que habían dejado atrás.
Javi se ha dedicado a muchas cosas y aunque es fotógrafo desde hace más de 20 años, lo que mantenía económicamente estable a la familia era su trabajo como comercial de bolsos de mujer. Con el viaje apostó por dejarlo todo y dedicarse únicamente a la fotografía y los viajes. Su especialidad es la fotografía nocturna. Sus amigos le llaman night painter por la magia que crea con sus linternas. No sabía nada de mecánica pero ahora es capaz de decir varias partes de la furgoneta en más de 4 idiomas. Le gusta escuchar audiolibros de crecimiento personal.
Bel se ha reinventado varias veces en su vida. Durante casi 20 años se dedicó al mundo empresarial y el marketing. Después se reinventó como coach, a lo que se dedicó durante los años de crianza. A raíz de la idea del viaje decidió aunar su experiencia y conocimiento de los negocios, el marketing y el crecimiento personal y crear una empresa de marketing digital consciente. Ha descubierto que le encanta cocinar y descubrir nuevos platos e ingredientes. Le gusta visitar los mercados callejeros y leer libros de espiritualidad y finanzas.
Jara es una apasionada de la vida. Ahora tiene 12 años y está en primero de secundaria, feliz de estar por fin en un edificio con otros compañeros y sin su familia. De mayor quiere ser tatuadora y le encanta leer, dibujar, la música, la gimnasia y aprender idiomas. Ha descubierto que su hogar es donde esté su familia.
Oliver es sereno y disfrutón. Tiene 10 años y está en cuarto de primaria. Al principio no quería ni oír hablar de volver al cole, no le gustan las prisas ni los horarios. Pero ahora es feliz de tener nuevos amigos y experimentar la libertad de tener su espacio sin su familia. De mayor quiere ser veterinario de la selva y rico. Le encanta hacer películas, jugar a los lego y a los coches. Ha descubierto que con el picante se puede aprender a vivir.
Duna es mimosa y tranquila. Amigable y comilona. Corre que se las pela a pesar de tener 13 años. En otra vida debió de ser gato o eso cree ella que es ahora. Le ha encantado venir al viaje con nosotras aunque es quizás la que peor lo ha pasado por los perros callejeros y los sustos. Sabe que donde esté uno de nosotros y su mantita es feliz.