Teo Romera (Mr Hicks46) planeó un viaje de un año y medio que acabó durando dos. En la primera etapa del viaje fue desde Madrid a Japón pasando por el sur de Europa, Turquía, Georgia, Rusia, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Mongolia y Siberia. En esta etapa en solitario tuvo que lidiar con un motor inundado de agua en Mongolia, un robo en Siberia y una vuelta relámpago a Madrid por enfermedad grave de su madre.
En la segunda etapa saltó de Japón a Canadá para ir hacia el norte hasta Inuvik y Alaska. De ahí tomó rumbo al sur para atravesar los Estados Unidos de costa a costa dos veces. Después vino México -donde rodó en solitario durante tres meses- y Centroamérica, donde vivió una bonita historia de amor.
Recorrió Sudamérica durante varios meses y desde Argentina volvió a casa. Aprendió que el viaje solo acaba cuando uno termina de soñar y que hay muchas maneras de que el culo no se te quede plano aunque no estés devorando kilómetros.
Teo era gestor de proyectos de I+D en una consultora cuando decidió tomarse este respiro que, a la postre, ha hecho que su vida cambie radicalmente. Desde que regresó, se ha dedicado a varios proyectos diferentes. Desde comercio internacional hasta pequeños negocios inmobiliarios, pasando por el rodaje fallido de un documental sobre viajes en moto en el Himalaya Indio. Uno de esos proyectos que sí funcionó es su creciente faceta como road leader en viajes
en moto organizados que promete tenerlo ligado al mundillo por muchos años.
Todavía está explorando el grado de influencia que tuvo aquel viaje en la persona que ahora es. Pero sabe que su definición de límite es más flexible desde entonces y ha podido constatar que el crecimiento se da cada vez que rompes tus límites, estés de viaje o estés en casa.