El sueño de Dani Ku arranca en febrero de 2014, cuando este informático de 31 años entonces, parte de casa con una sencilla mountain bike y unas bolsas, decidido a recorrer España.
Temeroso ante la incertidumbre no contó nada a casi nadie, pero una poderosa intuición le empujaba a pensar que esa forma de vida lo podía enamorar, e inició un periplo que le llevaría a ir cruzando países de forma casi ininterrumpida.
Tras ese paso por España se dirigió a Marruecos y desde allí, fantaseando con las historias que algunos viajeros contaban de América, compró un vuelo barato a Estados Unidos. La realidad superó sus expectativas y pasó 5 años de su vida viajando por América.
Ni el robo de todo su material ni “el robo” de su corazón cuando se enamoró mientras pedaleaba por México fueron impedimentos para continuar su viaje. Esta aventura a ritmo lento, con el único apremio de los tiempos de visado que le concedían.
Ese pedaleo lento lo llevó a entretenerse y conocer bien algunos países, pasando hasta un año en México, medio en toda Centroamérica, seis meses también en Colombia, otros seis en Perú, y casi un año en Chile y Argentina, respectivamente.
Su pasión por la montaña lo llevó además a transformar su viaje. Colocó en su bicicleta una gran mochila, botas y accesorios, para aparcar a veces la bici y adentrarse en el corazón de la gran cordillera andina. Estas andaduras las hacía en solitario en ocasiones y acompañado por viajeros en otras.
Ya en las tierras más australes del planeta, el calor lo puso otro suceso. Una catalana en bicicleta, Judit, apareció en el corazón de la Patagonia argentina para hacer surgir de nuevo el amor. Desde entonces son compañeros inseparables de aventuras.
Ya con Judit, y una vez acabado el periplo de Dani por América en Brasil, el rumbo de ambos se fijaría en Asia. Tras unos meses de pedaleo exultante por Oriente próximo, se dirigieron en barco a Irán, donde además de su hospitalidad aguardaba la temida Pandemia, que les obligaría a desplazarse a Azerbaiyán para finalmente abandonar Asia y volar a España, poniendo un pequeño paréntesis en la aventura.
La pandemia los detuvo lo justo: durante casi dos años recorrieron todos los Pirineos, las islas Canarias, Islandia y todo el sur de Europa, llegando a mediados de 2022 hasta Turquía.
De nuevo en las puertas de Asia, en aquel continente que se les resistía, la vida volvía con otro paréntesis para recordarles, que irremediablemente, esto es un paseo muy corto.
Dani Ku dice que en su historia no hay nada extraordinario. «Tengo los mismos miedos que cualquiera, pero acercarme a la muerte me hizo amar la vida, esa fue mi suerte.» Con la enfermedad siempre presente, esta es la crónica de un sueño de más de 9 años, 41 países y casi 70.000 kilómetros en bicicleta, sin más rumbo y destino que dejarse llevar y coleccionar emociones por el planeta.